¡Hola, lectores! ¿Qué tal ha sido su jueves? Sinceramente el mío ha tenido un poco de emociones intensas que aún no se acaban de ir del otro.
Puws bien, se ha llegado el jueves y con ello también se viene un Jueves Poético.
El día de hoy les traigo un poema con el que puedo decir que crecí, porque desde pequeña que lo conocía ya que a mi mamá le encanta.
Además, se los completo porque de alguna manera va con los sentimientos que he tenido este semana.
Espero que les guste :)
La niña de Guatemala
Quiero, a la sombra de un ala,
contar este cuento en flor:
la niña de Guatemala,
la que se murió de amor.
Eran de lirios los ramos;
y las orlas de reseda
y de jazmín; la enterramos
en una caja de seda...
Ella dio al desmemoriado
una almohadilla de olor;
él volvió, volvió casado;
ella se murió de amor.
Iban cargándola en andas
obispos y embajadores;
detrás iba el pueblo en tandas,
todo cargado de flores...
Ella, por volverlo a ver,
salió a verlo al mirador;
él volvió con su mujer,
ella se murió de amor.
Como de bronce candente,
al beso de despedida,
era su frente -¡la frente
que más he amado en mi vida!...
Se entró de tarde en el río,
la sacó muerta el doctor;
dicen que murió de frío,
yo sé que murió de amor.
Allí, en la bóveda helada,
la pusieron en dos bancos:
besé su mano afilada,
besé sus zapatos blancos.
Callado, al oscurecer,
me llamó el enterrador;
nunca más he vuelto a ver
a la que murió de amor.
contar este cuento en flor:
la niña de Guatemala,
la que se murió de amor.
Eran de lirios los ramos;
y las orlas de reseda
y de jazmín; la enterramos
en una caja de seda...
Ella dio al desmemoriado
una almohadilla de olor;
él volvió, volvió casado;
ella se murió de amor.
Iban cargándola en andas
obispos y embajadores;
detrás iba el pueblo en tandas,
todo cargado de flores...
Ella, por volverlo a ver,
salió a verlo al mirador;
él volvió con su mujer,
ella se murió de amor.
Como de bronce candente,
al beso de despedida,
era su frente -¡la frente
que más he amado en mi vida!...
Se entró de tarde en el río,
la sacó muerta el doctor;
dicen que murió de frío,
yo sé que murió de amor.
Allí, en la bóveda helada,
la pusieron en dos bancos:
besé su mano afilada,
besé sus zapatos blancos.
Callado, al oscurecer,
me llamó el enterrador;
nunca más he vuelto a ver
a la que murió de amor.
-José Martí
¡Qué precioso! Me ha encantado el poema. Me parece que derrocha un sentimiento muy especial. Genial y estupendo.
ResponderEliminarUn saludo!! ^,^!!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar¡Me encantó el poema! Tienes mucho talento, de verdad logró llegarme. Besoos.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el poema, tienes un alma hermosa de poeta
ResponderEliminar¡Hola! Por la entrada entendí que el poema es uno que tú conoces desde pequeñita, la verdad es que es un poema súper lindo, pero también es un poema trágico. ¡Qué sería del amor sin la tragedia!
ResponderEliminarMe ha encantado, lo he leído en voz alta y me ha llenado un montón por dentro. ¡gracias por compartirlo!
¡Un besito y hasta la próxima entrada! Mo-
Wow me fascinó!!! Es triste pero me llego mucho ;)
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